dimecres, 27 d’octubre del 2010

Día de la Reflexión



Miramos el calendario y contamos que tan solo nos quedan unas diez sesiones de taller con los grupos, y todavía hay tantas cosas por hacer! Como siempre pensamos que lo mejor seria que esos talleres fueran suyos, de los grupos, para que ellos decidieran lo que querían hacer en este espacio, así que se lo preguntamos en el Día de la Reflexión.
Primero quisimos recordar todas las cosas que habíamos estado haciendo durante los ocho meses que llevamos trabajando. Los niños y niñas se acordaban de un montón de cosas, de detalles que nosotros no habríamos ni pensado, de anécdotas que no les dábamos importancia, de momentos que eran especiales para ellos. También se acordaron de tantas actividades, y de las cosas que habían aprendido. Lo anotamos todo en una gran página, y después, mientras jugábamos cada uno fue a decir cuál era la cosa que le había gustado más y la que le había gustado menos.
Después bailamos todos juntos dándonos las manos y formando un círculo. Pau tocaba el charango bien animado y divertido. Al parar la música cada uno dijo lo que le gustaría hacer en los siguientes talleres. Entendimos que todos tenían muchas ganas de pintar y seguir viendo animales.
Entonces llegó el momento de la reflexión, reflexión personal. Nos tumbamos en el piso, pero sin dormirnos, y tratamos de relajarnos y concentrarnos cada uno en sí mismo, y de pensar un poco. Pensar en nosotros, en quienes somos. Y también en cómo somos con los demás. Cómo nos hemos portado en la escuela y con los amigos, o en casa con mamá y los hermanos y hermanas. Porque aunque todos somos buenas personas, a veces hacemos cosas que sabemos que no están muy bien, como cuando peleamos con las amigas, o no hacemos caso a mamá. Pero lo bueno es que estas cosas, si las pensamos y no nos gustan podemos cambiarlas, verdad? Sólo tenemos que proponérnoslo.
Así cada niño y cada niña pensó en una cosa que le gustaría cambiar. Después la escribimos en una cartita y le pusimos un dibujo bien bonito.
Sentados en un círculo cada uno leyó la cartita con su Promesa y la echó al buzón de los Deseos. Eso sí, prometiendo cumplir con su promesa. Senayda le había escrito a su amiga Naidelyn pidiéndole perdón por haber peleado en el recreo, y prometiendo no volver a hacerlo, porque a Senayda no le gusta pelear con sus amigas, y no quiere volver a hacerlo.
Al final del año volveremos a abrir el Buzón de los Deseos, y volveremos a leer las cartitas, así veremos si hemos cumplido nuestras Promesas, esperemos que sí!

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